Decisiones vitales, cuando la enfermedad nos pone al límite.

Era inevitable que el momento en el que tuviese que tomar una resolución que afectara para siempre mi vida de una forma drástica iba a llegar de un momento a otro. Y el momento ese llegó, en lo que considero que me tocó tomar la decisión más difícil de mi vida.

El viernes pasado viajé a Buenos Aires, al instituto Flemming a realizar una consulta respecto a las posibilidades operatorias que tiene mi caso. Actualmente me encuentro con la mandíbula comprometida hasta el hueso y  una masa tumoral que me ocupa toda la boca y que apenas me deja hablar y me obliga a alimentarme por gastroctomía. Eso es lo que muestran tanto las tomografías como el PET. Si bien mi madre había viajado con todos mis estudios hace un mes, el doctor Roque Adan, que fue quien me atendió, había solicitado verme personalmente. Con un trato impecable tanto humano como técnico se me realizó la propuesta operatoria: retirar el tumor implica retirar la mandíbula, reconstruir todo, retirar lengua, construir un pequeño tobogán por el cual me alimentaría a través de licuados pero sin sentir sabor alguno, quedaría muda ya que se extirparía la lengua y respirando para siempre por traqueotomía… El médico me explicó que en este momento es operable, si existiese algún tipo de aumento del tumor la opción quirúrgica se pierde. Su disposición a responder todas mis consultas fue excepcional, quisiera destacar que fui con una serie de preguntas anotadas en una libreta, no quería que en la vorágine del momento se me olvidara preguntar nada. También entré a la consulta acompañada, con mi madre y con mi prima, lo recomiendo ampliamente porque en este tipo de momentos es importante tener varios oídos y ojos para no perder detalles de lo que se nos va informando que es muy delicado y se nos dice en un marco de tensión y ansiedad que nos puede hacer perder detalles.

En todo caso, he decidido que a mis 27 años, someterme a tal cirugía mutilatoria y condenarme a una vida de mudez no es lo que quiero hacer. Buscaré otras alternativas. No se cuales, no se dónde, no se cómo. Pero no me voy a operar. Creo profundamente que la medicina tradicional y sus métodos no agotan ni tienen las soluciones definitivas respecto a las posibilidades curativas de esta enfermedad y la opción quirúrgica ofrecida me resulta totalmente inviable para mi, para mi estilo de vida, para lo que quiero para mi futuro.

Mi familia mi apoya. Mi madre apoya la decisión que tomé y ya nos ponemos en campaña de realizar otras consultas respecto a tratamientos y buscar la curación en otro lados. Y respecto a esto es muy importante destacar que si bien yo tengo la suerte de tener un entorno que me apoya fielmente en todo, es fundamental que en estos casos SEA EL PACIENTE EL QUE TOME CON TOTAL LIBERTAD LA DECISIÓN DEL TRATAMIENTO QUE LE PARECE CORRECTO SEGUIR. Nadie sabe mejor que uno si de verdad está convencido de que la opción que le ofrecen es la más adecuada. Debemos entender que los médicos nos ofrecen opciones, tratamientos, conocimientos, pero la sanación es un proceso integral que debe ir también regulando uno mismo. Tal vez algunas personas no lo entiendan, pero sanar es un proceso integral y cometer un error en el proceso de curación puede ser fatal y puede llegar a enfermarnos de nuevo.

Me siento fuerte, me siento apoyada y siento por primera vez que habiendo tomado esta decisión, me estoy salvando la vida. Me voy a curar, ese es mi objetivo y el de todo mi entorno y eso es lo que me garantiza la sanación. Actualmente hemos enviado consultas con mi caso a Cuba, Brasil y España.

En el marco de mi proceso personal, me encuentro en casa, en licencia médica, enfocada en que mi único objetivo en este momento es sanar. Aún me queda una última quimioterapia la semana que viene.

Me he estado interiorizando en algunas teorías llamadas Nueva Medicina Germánica que hablan de la enfermedad como un proceso psicobiologico integral que me parece que es muy importante trabajar. Retomaré terapia desde un enfoque radicalmente diferente. Me dí cuenta de que estaba enojada conmigo, con la enfermedad, con la vida. Pues eso ya no más. No hay enojo, el proceso en este momento es totalmente diferente, está enfocado en la sanación, en el origen y solución del problema y en la convicción de la cura.

Obviamente seguiré con mi alimentación cuidadosa y que considero parte fundamental de mi proceso curativo. En un próximo post agregaré algunos de los preparados naturales que bebo y que confío que me ayudan a sanar, pero ese ya es otro asunto.

Les dejo un saludo. Ya un paso más cerca de estar sana completamente.

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Pastel Virginia de lentejas, espinaca y calabaza

Hoy espero a comer a mi prima Virginia, que nunca tiene tiempo para cocinar y siempre anda comiendo porquerías por ahí. Así que decidí hacerle un pastel bien casero para que alterne un poco el paladar…. y yo sé que ella agradece el mimo.

Es una receta super extra blanda, sana, protéica, nutritiva y con un mix de sabores que seguramente sorprenda. Se me fue ocurriendo en el momento así que puedo calificarla totalmente de mi autoría. Espero que la disfruten tanto como disfruté yo cocinándola y pensando en todos aquellos que dando batalla contra el cáncer de boca sé que agradecen cada receta blanda y delicada que aparezca para variar el paladar. Yo me quedo con las ganas… me toca licuar y pasar por la gastro… pero les aseguro que con el olfato y la imaginación me alcanza para sentir más o menos lo que probará mi prima en breve.

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Ingredientes

una taza de lentejas – una cebolla – un diente de ajo – un cuarto de calabaza (como tres tazas) –  una taza de avena – un atado grande de espinacas – cúrcuma – pimienta – sal – nuez moscada

Cocemos las lentejas. Hervimos las espinacas y la calabaza por separado.

Sofritamos la cebolla con el ajo y una vez que esté dorada agregamos las lentejas cocidas, sal y una pizca de pimienta. Pasamos por el mixer hasta lograr una pasta homogénea. Reservamos.

Licuamos las espinacas con una taza de avena, una pizca de sal y media cucharadita de nuez moscada. Reservamos.

Licuamos la calabaza hervida con una pizca de sal y una cucharadita de cúrcuma.

Colocamos en capas en asadera (yo utilicé una de 30×20). Primero la pasta de lentejas, luego la pasta de espinaca y finalmente el puré de calabaza y cúrcuma. Colocamos en el horno para homogeneizar temperatura unos 15 minutos (igual ya está todo cocido). Servimos!!!!

Y como siempre digo… cuando no llegamos a sacar foto del plato preparado….

Es porque estaba demasiado rico!!!!!!

Una quimioterapia exitosa

Mis últimas quimioterapias han sido verdaderamente amenas. No en el sentido de que me guste hacerlas, sino en el sentido de que han tenido mínimas secuelas, me he sentido perfectamente, no he tenido náuseas ni efectos indeseados, apenas algo de sueño.

Ésta última quimioterapia incluso di un parcial el mismo día y otro dos días después.

Creo que está bueno compartir que la experiencia de la quimioterapia no tiene por qué ser traumática sinó todo lo contrario. Creo que una buena preparación física y mental nos ayuda a atravesarla de forma que si es lo que nos parece, se convierta en una verdadera instancia terapéutica y de sanación. Así me la asumí yo.

Asumí que si había decidido someterme a la misma lo iba a hacer confiando en primera instancia en que si me voy a someter a una bomba de químicos en mi cuerpo hay un resultado positivo que estoy persiguiendo a largo plazo que espero que estos químicos contribuyan a alcanzar. Por lo cual, lo primero que asumí es que quería hacer lo que estaba haciendo.

Luego asumí los días anteriores una dieta alta en calorías, con mucha fruta y verdura variada y me dediqué a alimentarme de lo lindo. Me he preparado de todo, pero les muestro mi menú para el día anterior a la quimioterapia, un menú guerrero, que me garantizara ir con toda la energía posible en mi cuerpo.

Para empezar, a la mañana, batido con un arsenal de fruta, durazno, naranja, frutilla, manzana, pera, banana y ananá. Todo fresco, no valen enlatados. de frutas con pan integral, chía, bayas de goyi, pasas de uva, y coco.  Ese fue mi desayuno previo a la quimio también.

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Para almuerzo y cena, otro arsenal de comida, arroz integral, zanahoria, calabaza y remolacha, lentejas y para los frescos, brócoli y tomates. Todo a la licuadora y a enfrentar la quimio como una campeona.

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Creo que lo fundamental en mis últimas quimioterapias es haber erradicado el miedo a las consecuencias. No he necesitado absolutamente ningún complemento para las nauseas en cuanto a la medicación y me he sentido estupendamente. Creo que un poco nos venden el miedo a las secuelas y consecuencias de la quimioterapia y eso es un tremendo error médico y terapéutico. No dudo que a diferentes dosis, combinaciones y tipos de quimioterapias resulten diferentes secuelas pero si estoy convencida de que la predisposición con la que vamos a enfrentar la instancia es decisiva para luego como vivamos las consecuencias.

En mi caso, elegí ir sin miedo, nutricionalmente segura y con actitud positiva y francamente, estoy gozando las comodidades de haber tomado esa decisión. Ojalá esta experiencia sirva a otros y les sea de utilidad.

Abrazo!

Desayuno de reina

Hoy les traigo un desayuno común, super nutritivo y delicioso por donde se lo vea. Me quedé con ganas de documentar el proceso y los ingredientes, pero me olvido en la vorágine de prepararlo.

Comer sano me hace feliz. Sentir que desde mi alimentación cuido y mimo mi cuerpo es parte de mi proceso curativo y en el marco de una enfermedad con las complicaciones propias de la alimentación como la que atravieso, creo que es importante mimarse a la hora de comer, a pesar de las dificultades, volvamos el momento de la alimentación un momento especial y cuidado que refleje nuestra intención de sanar y mejorar.

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El batido de licuadora es de frutillas, banana, galletas de sésamo, bayas de goyi, chía, cacao y coco.

Les cuento que las bayas de goyi aportan al sistema inmunológico y son ampliamente recomentdadas antes y después de quimio y radio. Tienen un leve sabor a higos, un aroma delicioso, se comen secas como pasas de uva o pueden hidratarse un poco con la chía como hice yo en el caso de éste licuado.

La frutilla y la banana seguro están entre mis frutas favoritas el mundo y obviamente combinan a la perfección con el cacao (yo utilizo cacao amargo sin azucar) y coco. El cacao nos aporta calorías pero también es un regulador natural del humor, si, el caco aporta alegría y estimula la felicidad, así que empezar el día con una buena cucharada es una actitud positiva que está bueno fomentar. Alivia el estrés, combate el colesterol malo y además, para el que tenga… es un buen afrodisíaco.

El coco controla el azucar en la sangre, es delicioso, tiene un aroma espectacular y su alto contenido en fibra regula el sistema digestivo, lo que puede ser de gran ayuda si estamos tomando medicamentos o complementos que conducen al estreñimiento.

La chía es fuente de proteínas, omega 3, ayuda a mantenerse hidratado, son una fuente natural de energía y tiene propiedades depurativas y desintoxicantes (lo cual a mi siempre me preocupa en relación al contraste respecto a la cantidad de medicación y elementos que nos metemos en el marco del tratamiento)

El jugo verde es de espinaca, zanahoria, pera, perejil, apio y limón. Luego haré un post más extenso referido a como he incluido jugos verdes en la dieta y como me hacen sentir: como adelanto, evidentemente muy bien.

Abrazo mañanero!! Buen desayuno!!

De brocoli!

Que voy a hacer con mis recetas ahora que volví a la gastroctomía??? Me pregunté… Y como ven, no subí recetas en días. Sin embargo, obviamente yo sigo comiendo y debo decir que sigo cocinando con el mismo amor y dedicación que antes. Así que se me ocurrió que era un desperdicio no subir mis recetas a pesar de estar simplemente licuando todo para pasar por la gastroctomía… acaso antes no veníamos con ese régimen de licuados igual??

Acaso no sería una injusticia que esta maravillosa ensalada de brócoli (verdura anticancerígena si las hay) no viera la luz de este blog!!! ???

wpid-20141021_214111Pues me pareció que si. Así que acá la vengo a presentar.

Necesitamos:

1 brócoli – 3 remolachas – un tomate – un trozo de tofu – una taza de arroz integral

Procedemos:

Hervimos las remolachas por un lado y luego de frías troceamos en pedazos pequeños. Troceamos el brócoli y lo hervimos separado, en poca agua y pocos minutos, solo para ablandarlo. Preparamos el arroz integral. Pelamos el tomate en con agua hirviendo (ésto no es imprescindible, pero en caso de comer con gastroctomía, la cáscara del tomate puede afectarla y es mejor retirarla). Troceamos el tofu.

Mezclamos todo en frío y agasajamos a nuestros invitados con una ensalada fresca y sanísima, condimentada con aceite de oliva, sal, orégano.

Nosotros colocamos en la licuadora con media taza de aceite y media de agua o hasta lograr la consistencia necesaria para una crema suficientemente blanda.

Nos partimos la boca. Al punto de que no tengo foto del plato de mi mamá… y se sabe que cuando no llegamos a sacar foto… es porque estaba demasiado rico.

Bon apetit!!

La pelona

Hoy me pelé. Tuve que hacerlo. Hacía días venía viendo como los mechones iban quedando en las manos, en la cama, en el piso del baño. No quería bañarme porque sabía lo que significaba.

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Le pedí a unos amigos fotógrafos que se juntaran conmigo para hacerme unas fotos… quedamos para estos días. Pero lo de no tocarme la cabeza para evitar la caída del pelo comenzó a resultarme ridículo. Tengo fotos con pelo. Y el pelo crece.

Además, algo en mí ya había estado haciendo ruido desde hacía unos días.

En la feria del domingo me había comprado dos gorros y la verdad… quería usarlos. Uno tipo panamá pero femenino y estampado con rosados, celestes y amarillo. Otro tipo pamela, con una cinta negra muy delicada. No es que sepa mucho de somberos, tuve que googlear estos nombres porque hasta el momento para mi todo era simplemente » un gorro».

Así que hoy aproveché el mediodía. Fui despacito caminando a la peluquería. Fui mirando el pelo y el peinado de cada mujer que me crucé. Di una vuelta por un negocio en el que nada tenía que comprar, fui al cajero y saqué más dinero del que necesitaba y me metí a la peluquería.

Me costó explicarles que me quería rapar. Actualmente no puedo hablar por el tamaño del tumor que tengo en la boca. Sin embargo logré indicárselo. Me preguntaron si estaba segura. Delicadamente y con una sonrisa me arranqué un mechón de pelo. El hombre me señaló la máquina para raparse, le sonreí. Me preguntó si querría el pelo. Le indiqué que no con la cabeza.

Había llevado el gorro de colores. Fue rápido. Suspiré y simplemente miré como mechones de pelo grisaceo, sin vida, secos, nada atractivos iban saliendo de mi y liberándome de una presión que no me había dado cuenta que tenía. Me sentí liberada. Sacudí la cabeza. El peluquero me preguntó si estaba bien y le sonreí y le indiqué que si. Me dió la mano y me deseó mucha suerte.

Mientras me rapaban pude ver varias miradas desconcertadas, curiosas. No me molestaron para nada. Cuando me fuí muchos me sonrieron, me desearon suerte. Me miré una vez más en el espejo. Me puse mi gorra nueva. Una panamá estampada en rosado, celestes y amarillos. Me sentí linda, me sentí liberada. Soy una pelona.

Se me ocurren ideas de que voy a imponer un poco la moda del gorrito. Se me ocurre que tendré que comprar más caravanas y aprender a hacerme turbantes. Se me ocurre que tengo ganas de experimentar con mi cabeza. Se me ocurre que todo esto, puede llegar a ser muy divertido.

Asi que bueno, hola a todos. Soy la pelona.

En marcha una vez más!

Ayer se cumplió una semana de mi última quimio. Debo decir que la saqué bastante barata, me la pasé durmiendo y casi sin ningún malestar. Literalmente me la pasé durmiendo, una semana, hiberné. En el medio tuve un ejército en casa de enfermeros, médicos, amigos y familiares a toda hora…. pero lentamente voy recuperando mi espacio y el lugar.

Al principio estaba un poco molesta, la verdad el tumor es tan desagradable y visible en la boca que es imposible hablar y olvidarse de él mucho menos. Pero debo reconocer que entre ayer y hoy he notado una levísima mejoría. Algo puedo balbucear y se me entiende aunque obviamente mi principal método de comunicación es una libretita.

Ahora comienza la nueva marcha, ponerse positivo, intentar mantener la tranquilidad, enfocarse nuevamente en la curación. Me he propuesto estudiar e intentar dar dos parciales que tengo… sé que es un poco bobo teniendo en cuenta que no podré hablar, pero que más da… por lo menos tener un objetivo me calma y me da una motivación.

Ayer di mi primer vueta manzana con mi amiga Caro luego de casi 20 días de encierro. Me compré unos inciensos, unas bayas de goyi para mis jugos, respiré un poco de aire fresco. Me cansé un montón pero que alegría que me dió.

En breve intentaré comenzar con la meditación de nuevo. El yoga por los movimientos lo voy a tener que dejar un poco de lado, con la gastroctomía y además un porta medicación constante que me han colocado parezco robocop y no me puedo mover bien, pero seguro podré meditar.

Luego de que termine de estudiar he planificado hacer alguna incursion en pintura, Me compré un libro de Frida Kahlo que me tiene entusiasmada.

A estudiar me voy ahora. Objetivos, metas, distracciones. A no dejar que la enfermedad invada todos los espacios. Este es mi cuerpo, esta es mi mente, este es mi espacio….. y se lo voy a competir.

Gastroctomía II y nueva quimioterapia

Y si… sucedió. Nuevamente estoy con una gastroctomía. Por un lado me alivia saber que puedo alimentarme. Por otro lado, no puedo evitar la tristeza y la frustración de sentir un retroceso enorme, el dolor de saber que nuevamente tengo cáncer y la certeza de enfrentar, esta vez si, el desafío más grande de mi vida.

Ya no se me puede hacer más radio. He optado por intentar tres nuevas quimios y luego tal vez operación. El tumor avanza a pasos agigantados. Nada entra por la boca ya.

Ayer tuve la quimio. No he tenido secuelas aún. Sólo cansancio. Estoy intentando pasarme bastante agua por la gastro y también jugos de verdura depurativos y compota de manzana y pera para hidratar. Lo mejor es evitar comidas pesadas.

He utilizado el estractor de jugos para pasarme un jugo de espinacas, pepino, morrón, repollo blanco y lechuga. Mucho verde para depurar los efectos tóxicos de la quimio. Voy con cuidado, apenas un vaso al día y abundante agua. El jugo debe ser en el extractor, sólo queremos la vitamina de las verduras ya que la fibra de la misma puede caer pesada al estómago y no necesitamos complicaciones gástricas.

La compota de manzana y pera sin azúcar.

Ya extraño tremendamente los sabores. Lamentablemente ni una cucharadita de postre me pasa por la boca. Quisiera que alguien más en mi situación leyera esto ahora y sentirme un poco más acompañada… me queda el consuelo de que si no es hoy será más adelante.

Volver

Vovió. O nunca se fue. En todo caso está aquí, en todo su esplendor, su dolor, su asquerosidad.

Me han diagnosticado cáncer nuevamente. Si. A tres meses de la operación »definitiva».

Yo lo sabía. Lo supe al mes y medio de operada cuando me vi un bulto debajo de la lengu a. El otorrino me aseguró que era un colgajo de la operación. Yo sabía que no era asi. Creció. Se hizo mayor que mi lengua. El otorrino siguió insistiendo en que era un colgajo. Nos peleamos, cambié de médico. La nueva doctora me mandó corticoides y mucha homeopatía. También una punción. Y se resolvió el misterio. Cáncer.

La última semana no hay un día en que no haya ido al médico o tenido un análisis. Me duele todo, me duele la cara, me duele la boca, no puedo comer absolutamente nada, apenas puedo separar los labios. LA inflamación de la cara es tan tremenda que debo ponerme hielo. Algunos médicos me dicen que se me puede hacer una opreación tremenda, con injerto de huesos y demás, que ya me han dado las dosis máximas de quimio y radio. Otros que no se me puede operar así, que es imposible, que hay que darme quimio.

Yo de mientras apenas puedo comer. Pido por favor que me coloquen una gastroctomía de nuevo. Tengo mucha rabia, mucha bronca, mucho odio.

Mi madre se ha quebrado. Va por ahí llorando, se le salen las lágrimas, no las puede contener. Es la primera vez que la veo así.

La tristeza es infinta.

Sopa de col de campo

Acá en Uruguay no se le dice col al repollo, pero en España sí y yo leo muchos blogs españoles de cocina y se me ha pegado la palabra »col». Y me encanta, me gusta su sonoridad, su grafía y también me encanta la col o el repollo, como prefieran. Y como esta sopa es totalmente de mi autoría me permito llamarla como a mi me gusta sopa de col y le agrego el »de campo» porque hoy la he preparado en una linda casa de campo o mas bien de playa pero bueno, de campo me gusta más y como ya dije, como la sopa es de mi autoría la llamo como quiero.

Me vine unos días a una casa de playa en Valizas, un balneario a unos 400 km de Montevideo al que vengo desde niña y que siempre me transmite mucha paz. En verano se llena de veraneantes y turistas por eso lo prefiero en éstas épocas e incluso en pleno invierno. Vinimos con mi prima y aunque el tiempo no nos ha favorecido el estar acá ya me ha despejado la mente, llenado de paz y transmitido una nueva energía para seguir encarando el post operatorio, los médicos y todas las idas y venidas de mi pequeño gran problemita de salud.

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Venirme me implicó superar algún miedo. Alejarme de casa, venir a un lugar sin atención médica cercana y alejarme de mi cocina. Tuve miedo de qué y cómo iba a comer pero me decidí, empaqué calmantes, la homeopatía y el mixer y me vine junto con mi prima a desconectarme.

Podría decirse que el tiempo no nos ha acompañado sin embargo los días nublados y de lluvia son igualmente aprovechables y estar alejadas de todo nos ha venido muy bien a las dos. Hemos leído, mirado películas y series, charlado abundante y comimos cantidad de cremas, sopas y yogures. Para nosotras, un éxito de escapada.

En mi miedo de no saber que comería también empaqué un repollo. No me juzguen. No quería dejarlo en mi heladera solo y supuse que teniendo el mixer en caso de emergencia podía hacerme una buena sopa licuada de repollo. Que puedo decir… hace mucho que no salgo y comer de verdad es un estrés. Hoy el repollo se convirtió en una maravillosa sopa de col de campo que ha sido todo un éxito de tarde nublada y ventosa. Acá va la receta

Ingredientes

Un repollo chico o medio grande – Medio morrón grande – tres zanahorias chicas – un tomate – una lata de arvejas – aceite de oliva – 1 cta cúrcuma – 1/2 cta nuez moscada – sal –  pimienta – humo líquido (opcional)

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Procedimiento

Cortamos el repollo y el morrón en tiras finas. Rallamos la zanahoria y cortamos el tomate en cubos.

Calentamos unas dos cucharadas de aceite en una olla, colocamos el repollo y lo salamos, vamos revolviendo constantemente hasta que notemos que queda blando, semitransparente y reduce como 2/3 su tamaño. Agregamos la zanahoria, el morrón el tomate y las arvejas. Revolvemos y agregamos una cucharadita colmada de cúrcuma, media cucharadita de nuez moscada y pimienta a gusto. Se le puede agregar una cucharadita de humo líquido (no hay que pasarse sino todo queda con sabor ahumado) yo aquí no tenía pero hice esta misma receta la semana pasada y queda espectacular.

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Cuando vemos que el tomate se ha deshecho un poco cubrimos con agua, tapamos la olla y dejamos a fuego lento hasta que hierva. Una vez que hierva lo dejamos unos 10 minutos más y luego apagamos el fuego y dejamos reposar unos minutos.

Yo pasé mi porción por el mixer, mi prima dejó la suya con las verduras en trozos. Cualquiera de las dos versiones ha sido un éxito. Le pusimos un poco de parmesano rallado aunque yo hubiese preferido salsa de soja, que no teníamos.

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No dejen de hacer esta receta y sobretodo, no dejen de animarse a salir, tomarse tiempo libre, alejarse un poco de sus casas, del médico, despejar la cabeza de los problemas y complicaciones diarios de la enfermedad. La tranquilidad y paz mental curan. Encerrarnos en nuestras casas es cómodo y lindo pero a veces también se necesita renovar un poco el aire.

Bon apetit!